sábado, 7 de marzo de 2015

Cartagena


(foto: captura del vídeo para la despedida de Seila, nuestra residente, el día 25-2-2015)

Hoy se cumplen 92 años del nacimiento en Cartagena del Pintor José Barceló, mi padre, que nos dejó en 2001. Por los caprichos de la arbitrariedad del sistema decimal, que no sé por qué a mí me afecta con dos años de retraso (mi depresión de los treinta me tocó a los treinta y dos, y lo mismo la de los cuarenta. La de los cincuenta creo que vendrá a los 62, al paso que vamos...) me ha parecido oportuno, decía, en esta fecha tan señalada, homenajearle. Algo ha influido mi hermana Lola, la pintora en Santander, que me ha emocionado con los recuerdos de la infancia.

Pintor reconocido, que tiene una obra prolífica en un montón de sitios, museos y todo, como el retrato desbigotado del exalcalde Ortuondo, o el despacho de recibir gente en AjuriaEnea el lehendakari

Pero la emoción viene por el lado humano. Fue una gran persona, y nos dejó un montón de vivencias. Lola habla de los bocadillos matutinos de jamón con pan tostado con los que nos despertaba a los hijos los sábados o los domingos. Y de su sentido del humor. Y su ceño de ojos azabache y mirada penetrante, con la que te podía atravesar. Nuestra infancia fue feliz, y eso que sospechábamos que teníamos un genio por padre.

Bilbao le adoptó. Compuso versos con Blas de Otero, compartió mesa y tertulia con Luis de Castresana, con Antonio Otaño, con Agustín Ibarrola y con la "movida" cultural del Bilbao de los 50 y 60, cuando Bilbao era gris y se suponía que no tocaba tener movida cultural (y vaya si la tuvo, fundador del grupo Hemen y participante del de Acuarelistas Vascos). Visitó y amistó con todos los médicos de Bizkaia, a muchos de ellos regaló cuadros y todos disfrutaban de su encuentro.

Y no olvidó sus orígenes. Nunca olvidó Cartagena y Cartagena le recuerda como uno de los primeros alumnos de D.Vicente Ros, su Maestro, con mayúsculas, padre artístico de dos o tres generaciones de superpintores de esa tierra. Y allí tenía a sus hermanos (salvo a Juan, que es el que le atrajo a Bilbao).

Especial relación tuvo y mantuvo con Antonio, menor que él. Recuerdo que el tío Antonio aparecía de repente por Bilbao (era transportista) y nos visitaba, y echaban unas risas los dos hermanos, y se hablaban sin palabras, sólo sentados cada uno en un sofá, mirándose y entendiéndose en silencio como sólo dos hermanos nos podemos entender. Recuerdo que falleció Antonio de repente y mi padre decía: "para mí sigue vivo en su Cartagena. Siento que en cualquier momento va a llamar a la puerta, y nos reiremos como siempre". Y no podía llorarle porque tenerle en el cielo era casi como tenerle en su Cartagena natal y vital.

Yo fuí a Cartagena una vez con toda la familia. En el Seat Seiscientos, cuatro niños y dos adultos por carreteras, no había autopistas y Dios, cómo me mareaba yo. Conocí a un montón de familia de la que antes no sabía nada o sólo sabía el nombre, y estuve con los hijos de Antonio y Carlota, mis primos Juan Antonio, Julia (en la nebulosa no recuerdo bien si Carlos no había nacido o era aún un bebé, mi hermano Ignacio aún no había llegado). A los que, sin verlos en décadas, siempre he sentido cerca. La familia...

No he vuelto a Cartagena, es un viaje que tengo pendiente, en mi desorganizada agenda. Es una de mis raíces profundas, que seguro que explica un poco por qué soy así.

Pero sigo. Los cursos en Bilbao, los veranos en Oriñón. El colegio, el tío Poncho y su barca, la playa y los (pocos) amigos (tengo las películas de superocho que nos filmó, pasadas como un regalo a formato digital)



Y siempre ahí, a mi lado, mi hermano Pablo (bueno, y Lola, y Piti, y ocho años más tarde, Ignacio) Y así fue pasando la vida y sigue discurriendo, mientras corremos y pensamos, hacemos y miramos. Carrera, matrimonio (s), hijos, trabajo, ideas y proyectos de todo tipo. Para prepararnos para irnos, ligeros de equipaje, como se fue Pepe, pero sin morirnos, porque quedará gente aquí que nos recordará, y seguiremos vivos en su recuerdo.

Y él hizo trampa. Porque además sigue vivo en su obra.

Y os dejo un rato, que me estoy emocionando. Gracias a todos por leerme. Hasta luego...

PD: Voy a ponerme Carmina Burana en su honor

No hay comentarios:

Blogs que miro con frecuencia. Últimas entradas