Se han acabado las vacaciones y casi la semana y con todo el lío de trabajo no he podido volver al blog hasta hoy.
Empiezo por Amsterdam. Qué gozada de país, Holanda (para ir de turista, me refiero) y qué bien se está paseando por los canales. Bicicletas por todas partes (cuidado, que tienen prioridad), barquitos para turistas, temperatura agradable, algo de lluvia, cómo no, y cordialidad a raudales.
La vida allí, cara, pero más barata que en Bilbao. La compra del súper para la cena, en el eroski de allí, que se llama Albert Heijn (http://www.ah.nl/) 14 euros, cuando aquí paso de 18 ó 20 (el redondeo, ya se sabe).
Que qué se come, me diréis. Mucha leche y mucha mantequilla, así son de grandes los holandeses. Pannenkoeken, o sea, pankakes (ó panqueques en Argentina, de paso aprovecho para pedir perdón por lo de “Se coge una cebolla...”, que en versión para Sudamérica sería “se toma una cebolla...”).
Son una especie de crepes con jamón y/o queso, o manzana y canela, o fresas, o lo que se le ocurra a uno. Eso sí, siempre con azúcar glass y caramelo líquido. También comen sus buenos solomillos, hamburguesa, ensaladas y pato, mucho pato. En restaurantes, tradicionales y también étnicos (indonesios, japoneses). O tapas en una terracita mirando a algún canal. Croquetas, albóndigas, olivas con queso. Y ricos postres, mucha tarta, con nata y helado. Y quesos, cómo no, holandeses (Gouda, Edam). He engordado.
La paradoja del cumpleaños que desafía la intuición
-
El *problema del cumpleaños*, también conocido como la *paradoja del
cumpleaños*, es un concepto en probabilidad que trata sobre la posibilidad
de que do...
Hace 10 horas
No hay comentarios:
Publicar un comentario