Qué vergüenza, tres semanas sin poner ni una línea en el blog. Me cabe la excusa de las vacaciones de Semana Santa (qué fría está la mar en estas fechas) y que os he ído leyendo a todos los amiguitos virtuales puntualmente, incluso he ido dejando comentarios a algunos.
Me temo que estoy un poco de bajón con la historia esta de la red, que uno no llega a todo. Así que tengo un puchero lleno de papelitos con anotaciones candidatas a post, algunas medio caducadas, como los yogures de mi nevera después de fiestas. Lo de los bajones del bloguero me imagino que está muy estudiado, no voy a incidir ahora en ello. Le reanima a uno, eso sí, la presencia de todos vosotros.
Además de seguir haciendo creer al mundo que soy Médico (mayúscula en honor a Dr. Bonis), sigo con mis cinco mil iniciativas atascadas. Abandonado de momento el karate (post de la kata sochin en breve), mis cuentitos (no sólo de cáncer vive el hombre), mis libritos (algunos incluso de cáncer), me apremia la mesa que moderaré la próxima semana en el Congreso Internacional de Ecografía de Bilbao (bultos y bultomas o algo así). No hablé de la charleta a la que me invitó la Sociedad Vasca de ORL para cerrar la jornada sobre Manifestaciones Extraesofágicas del Reflujo Gastroesofágico, donde medio en broma medio en serio hable de alimentos y tratamientos, mentando mi malosa hernia de hiato (un éxito de público y crítica).
Anécdota: Acabamos en un restaurante bilbaíno antigüamente reputado por su bacalao. Coincidimos todos los comensales en que el bacalao a la vizcaína tenía tomate. Orlando, añadí yo. Vivir para ver.
A lo que iba: Sigo hablando por la radio como si supiera de todo. Onda vasca aquí y Gestiona Radio en Madrid. He hablado del chocolate, de las anchoas, de la sal, de las setas, de la gastronomía menorquina. Me he dejado en el tintero el comercio justo, las gambas menorquinas y un largo etc.
Me queda carrete. Hablar de dietas. La mediterránea (¿existe?), la cantábrica, la paleodieta. Dar de comer a un bebé. Mantener nutrido e hipervitaminado a un anciano.
Y qué me decis del Tai chi. Cercano a los 80 años, KANAZAWA Hirokazu Master de Karate Do en activo, se descuelga con que su longevidad se debe al Tai Chi. Tiembla el presupuesto, como se difunda en nuestro medio no va a quedar nada para pensiones.
Salud a todos, en próximas ediciones iré recogiendo los papelitos que se caigan del puchero y os hablaré de la tortilla francesa hecha sin romper (casi) el huevo, de un fabuloso sorteo de un lote de mi libro de cocina (si se me ocurre qué tipo de concurso hacer), las setas de primavera y las de otoño, colgaré un bonito trabajo de historia del derecho (si consigo encontrarlo y colgar documentos en el blog) dedicado a todos los jefes y superiores que recuerdo, no todos para bien. Mentaré a Miguel Delibes, ya eterno como Benedetti (un año ya, en mayo). Y los libros que me acabo de (re)leer. El principito, de Antoine de Saint-Exupéry, El mundo perdido, de Conan Doyle y La vuelta al mundo en 80 días, de Julio Verne. Creo que la inmortalidad es escribir así.
No desbarro más. Volveré con mucho más.
PD: Tirón de orejas a los inactivos y muy inactivos. Venga... Pilas Duracell para todos, que se acaba el curso.
1 comentario:
Ramón, ser un hombre del renacimiento tiene eso, que a veces no llegas. A pesar de todo y desde mi vagancia, me asombra la cantidad de actividades que despliegas, y todas bien. Felicitaciones.
Respecto al Tai Chi, yo no lo practico, pero tengo una madre de 87 años que, dos veces a la semana se junta con su grupo, y no se si será debido a eso, pero está estupenda.
Saluditos
Mafalda
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